Durante mi estadía en la escuela de lenguaje aprendí junto a mi hijo a perseverar en el tiempo, aprendí que todos los niños y niñas tienen un ritmo diferente, en la teoría lo tenía claro, pero es distinto cuando se vivencia.
Yo tengo bellos recuerdos y agradecimientos a cada uno de quienes aportaron en el crecimiento de mi hijo, del interés por ayudar en su desarrollo. Planificando, investigando de cada niño eso es maravilloso, ya que habla de un compromiso de ustedes como comunidad educativa.
Marcaron parte de Matías, ya que hasta el día de hoy los recuerda.
Sinceramente no quería que saliera de ese lugar seguro, pero así es al crecer.
Espero que el tiempo los ayude y puedan tener más niveles.
Solo agradecimiento e invito a aquellas mamás que tienen miedo, a entregarlos en sus manos, y dejar que sus hijos vuelen con las alitas que ahí mismo les entregan.
Natalia Espinoza